Los niños que pasan siete horas o más con los dispositivos digitales, como los llamados teléfonos inteligentes, sufren cambios cerebrales, tienen peor memoria y son menos inteligentes, reveló un gran estudio del Instituto Nacional de la Salud de Estados Unidos.
En particular, los niños que pasan más de dos horas al día frente a dispositivos digitales muestran peores resultados en pruebas de inteligencia y de habilidad lingüística, según un informe preliminar del estudio.
Dado que un adolescente pasa en promedio hasta seis horas al día frente a un “smartphone” o una tableta, los resultados son motivo de preocupación.
SEGUIMIENTO DURANTE UNA DÉCADA
El estudio sobre el Desarrollo Cognitivo del Cerebro en Adolescentes, cuyos primeros resultados oficiales se publicarán a principios de 2019, ha involucrado a 11 mil 874 niños de entre 9 y 10 años, incluidos dos mil 100 gemelos y trillizos.
A todos ellos se les someterá a seguimiento hasta que sean adultos en 21 centros de investigación a lo largo de Estados Unidos.
El estudio ha durado una década y se han realizado pruebas a más de 11 mil niños del país. Se trata de uno de los estudios más grandes enfocados a entender qué pasa en el cerebro de los más pequeños cuando pasan muchas horas delante del teléfono móvil, tableta, computadora (ordenador) o televisor.
Si bien los investigadores explican que el alcance de los resultados preliminares aún no se puede valorar hasta tener más datos, en los niños que pasan siete o más horas al día frente a un dispositivo se detectó adelgazamiento prematuro de la corteza cerebral, en comparación con los poco expuestos al ocio digital.
PROBLEMAS COGNITIVOS
Los niños con menor desarrollo en esa zona muestran problemas cognitivos como falta de memoria o de atención, además de un coeficiente de inteligencia menor que el de sus compañeros.
La corteza del cerebro es la capa más externa del tejido neural que procesa la información del mundo físico. Es importante para funciones cognitivas como la percepción, el lenguaje, la memoria y la conciencia, pero se reduce a medida que maduramos en la vejez.
Sin embargo, los investigadores advierten que no se deben sacar conclusiones precipitadas a partir de este hallazgo, ya que la correlación todavía no implica causalidad y el cambio podría deberse a un motivo diferente.